La productora independiente Adoquín Video fue fundada en los primeros meses de 1988 por egresados del Seminario de Video realizado por la cooperativa CECICO. Nació por el desarrollo de las cámaras camcorder, pensadas para grabar vacaciones y eventos familiares, pero que fue utilizada rápidamente, por su accesibilidad, para registrar la realidad social y los conflictos causados por la ola neoliberal de principios de la década de 1990 en Latinoamérica. Los principales objetivos fueron desde el principio apropiarse de la nueva tecnología y democratizar la producción audiovisual, producir colectivamente y encontrar nuevos espacios de difusión.
Junto con otros grupos afines, organizamos en 1989 la PARABIENAL, jornadas de música, teatro y video, que surgió como respuesta a la Bienal de Arte Joven, muestra de carácter elitista organizada por la entonces Municipalidad de Buenos Aires, donde no hubo cabida para una gran cantidad de realizaciones en VHS. Además de mostrar videos realizados en forma independiente, en la PARABIENAL actuaron “Las gambas al ajillo” y “Divididos”.
Ese mismo año, Adoquín junto con otros realizadores y grupos formó la SAVI (Sociedad Argentina de Videastas), para impulsar la producción y difusión de los nuevos trabajos en video. Cuando fundamos SAVI definimos nuestro rol como "unidad de voluntades para promover la producción, la difusión y la enseñanza del video".
En 1990 fuimos los promotores de la concurrencia de grupos y realizadores argentinos a MONTEVIDEO 90, un encuentro de videastas de toda América Latina.
Adoquín Video trabajó activamente en la organización y la preselección de las 10 ediciones de la MUESTRA ANUAL DE VIDEO ARGENTINO y siete ediciones del FESTIVAL DE VIDEOMINUTO, algunas con colaboración del INCAA, donde fueron premiados trabajos de todo el país.
Durante 1991 y 1996, Adoquín Video, siempre en forma independiente, produjo cortos de ficción y documentales sobre situaciones que se estaban viviendo en el país como consecuencia de la aplicación a rajatabla de los planes neoliberales. Organizó y participó en muestras en distintas ciudades del país. A partir de 1996, comenzó a utilizar el video como herramienta militante.
En 2000 realizamos el primer documental sobre un corte de ruta en la Provincia de Buenos Aires, en Mar del Plata, cuyo dirigente, Emilio Alí, fue encarcelado por pedir comida en un supermercado. El documental corrió de mano en mano y se transformó en una herramienta para pedir por su libertad.
A partir de entonces, nos dedicamos decididamente a la producción documental, a organizar talleres en organizaciones sociales, en centros culturales y en la Universidad de Buenos Aires.
En el período 1990/2000, miles de estudiantes y realizadores de todo el país irrumpieron en el espacio audiovisual logrando que la actividad se transformara en una importante expresión artística. Pero también fue la década de mayor desprotección del arte y la cultura. El retroceso económico de la mayor parte de la población impidió que este desarrollo artístico insospechado y colosal llegara a amplios sectores de la población.
Las jornadas de 19 y 20 de diciembre de 2001, con gran parte del pueblo en las calles, revitalizaron los colectivos de documentalistas, que salieron a registrar los históricos hechos y sus logros, como las fábricas recuperadas y los nuevos movimientos sociales. Adoquín Video vuelve a integrarse en una asociación novísima, ADOC (Asociación de Documentalistas), que participa de las dos ediciones del Foro Social Mundial en Porto Alegre. Este intento de agrupar a los documentalistas tuvo una corta duración, hasta que en 2006, con parte de esos grupos y realizadores, se forma DOCA (Documentalistas Argentinos).
Desde 2000 hasta la fecha, Adoquín Video Digital se dedica a la actividad documental, artística, periodística y pedagógica, con fuerte sentido social.
Y sigue luchando por la democratización de la imagen y de los medios de comunicación, disputándole a las elites iluminadas y a la concentración de la información y la actividad artística en pocas manos (empresariales), que empobrecen el debate y la reflexión sobre nuestras realidades, fabrican consumidores, y arrinconan la creación por la falta de medios económicos.
El último documental de Adoquín Video Digital plantea un nuevo desafío militante y estético: contar la extraordinaria historia de Leonardo Henrichsen no podía estar deslindado de encontrar a sus asesinos.
Encontrar 34 años y un día después y filmar al jefe de los asesinos se transformó en la hazaña audiovisual que jamás imaginamos realizar.
Nuestros próximos proyectos están orientados a indagar aspectos poco evidentes de las formaciones sociales no capitalistas y sus funcionamientos y criticar duramente las formas comunicacionales capitalistas.